Reforma Fiscal… O Que los Justos Pagen Por los Pecadores


Tres artículos de diferentes economistas ponen en claro (o al menos tratan de manifestarlo) que el Paquete de Impuestos que han disfrazado de Reforma Fiscal es todo menos solidario y que (como siempre) tan sólo procura que sean las clases asalariadas y sobretodo, la clase media media y alta, las que carguen con el despilfarro, el desperdicio y la planificada negligencia y el desorden fiscal del Gobierno Neoliberal que no quiere tocar a sus “socios” y allegados empresariales político-comerciales; pero Sí lo hacen (con suma complacencia) con la clase trabajadora y asalariada.

Economicismo detrás de Zonas Francas 

El impuesto de la renta que se desea aplicar a las empresas que hoy gozan de los privilegios del Régimen de Zonas Francas (RZF), ha sido objeto de debate. El porcentaje a tributar (30% o menos dependiendo de ciertas condiciones de las empresas según el Plan Fiscal) no representa un monto exuberante o imposible de pagar por cualquier multinacional, pues además ya constituye un impuesto que la mayoría paga sobre la repatriación de sus utilidades en sus países de origen dándole así un carácter universal.
Su pago en el territorio nacional incluso reduce la carga impositiva que deben afrontar en sus respectivos países, evitando así la doble tributación de la que muchos se quejan y evidenciando además, que su exoneración es una ilógica y hasta irónica condonación de recursos de un país pobre a uno rico.
Se inunda entonces el panorama con amenazas por parte de estas empresas de abandonar el país, y muchos dicen que “Costa Rica perderá competitividad”. Se sigue considerando esta como un objetivo y no como el producto residual de un mejoramiento y transformación de procesos productivos en sistemas más integrales y comprometidos con un verdadero bienestar social.
Utilizar parte de los tributos recaudados de empresas multinacionales para inversión efectiva en educación, infraestructura, seguridad social, ciencia y tecnología, constituiría un sólido argumento para caracterizar a Costa Rica como atrayente de inversión externa, si eso es lo que se desea.
La Promotora de Comercio Exterior costarricense dejó entrever en los últimos días un balance en el que se presentan los supuestos beneficios del RFZ, donde tres datos son de peculiar interés.
Primero, que para 2010 las exportaciones de bienes constituyen el 51% del total, es decir alrededor de US$ 4.838 millones, sin embargo de esta cifra el 37,3% (US$ 1.806 millones) representa las exportaciones realizadas por una única megaempresa, Intel, mientras que las de las otras compañías no superan el 10% del total, despojando al resultado así de la cualidad de sorprendente que se le quería atribuir.
Segundo, mostrar como heroica la generación de 58.012 empleos directos cae en la exageración, pues al sopesarlo con la fuerza laboral total de Costa Rica, este solo representa el 3,05% para el presente año. Por último, se torna imprudente alabar al régimen basado en salarios promedio, sabiendo que el promedio es un dato afectado por valores extremos, por lo que la presencia de casos con salarios sumamente altos alteraría el resultado final.
Si se quiere evaluar la conveniencia o no de un régimen de exoneración para las Zonas Francas no basta solo con observar un par de cifras. Es necesario valorar el impacto social, cultural y político que este tipo de iniciativas le generan a la sociedad en su conjunto, sobre todo cuando su fundamento se centra en un modelo de desarrollo tan agotado como el de promoción de exportaciones que no ha hecho más que acentuar la polarización social y la dependencia económica externa.

Rodrigo Corrales Mejías. Economista

Cascada de impuestos

El paquete impositivo es sumamente regresivo y los diputados del PAC no parecen entenderlo. El grave déficit fiscal lo heredó doña Laura de la administración anterior pero también es cierto que el mismo fue producto del desorden y otras causas no muy claras que deben corregirse antes de dar el siguiente paso. Trabajar hasta los domingos no es digno de agasajos cuando lo que se busca es apresurar la aprobación de un paquete mal redactado y regresivo.
Un Estado deficitario no puede castigar a un pueblo empobrecido sin antes socarse la faja eliminando al menos parte del desperdicio. La clase media ahora no es tan media, y gran cantidad de personas se encuentran tan endeudadas que únicamente trabajan para pagar la sumatoria de intereses corrientes y moratorios. Dentro de este difícil panorama, y sin aplicar correctivos ni planes de inversión, el PAC pretende la aprobación de nuevos impuestos que, por más que afirmen lo contrario, terminarán afectando al asalariado, y al pequeño y mediano productor.
Agricultura. No es ningún secreto que nuestros agricultores trabajan bajo mucha presión. Las políticas comerciales del tigre suelto contra el burro amarrado permiten importar productos agrícolas exonerados mientras castigan al productor nacional. El impuesto al valor agregado (IVA) tiene un efecto regresivo porque impacta directamente el costo de la producción. Este tipo de impuestos son trasladados a cada ciclo productivo y será cortado y pagado finalmente por el consumidor.
Zonas Francas. El mismo Ministro de Hacienda expresó que los impuestos a las Zonas Francas son marginales y que se podían calificar como “un saludo a la Bandera”. El tributo se pagaría solo si las empresas reparten dividendos dentro del territorio nacional, y si las municipalidades se atreven a cobrarles algún tipo de arancel. Este amago de progresividad es utilizado, simplemente, como un elemento distractor para alejar al plan fiscal de la innegable regresividad.
Renta mundial. Solamente gravarían al capital repatriado, pero jamás tocarían al capital nacional expatriado disfrazado de golondrina. Este será otro triste saludo a la bandera sin ningún resultado particular. Los diputados que han abdicado a estas atropelladas medidas no son estadistas ni nada parecido. Ellos solo ven el alivio temporal de la disposición sin llegar a razonar los alcances de la misma. El PAC olvida por pura testarudez que primero se revisan los presupuestos y luego se aprueban, de ser necesarios, nuevos ingresos.
Los empresarios que no vivimos de la política y que, como costarricenses nos preocupamos por el aumento de la pobreza y la criminalidad, también tenemos derecho a opinar. Los cansados dimes y diretes parlamentarios, y los funcionarios públicos que defienden presupuestos desproporcionados, solo encubren el implacable y legendario rito de ahorcar al pobre y liberar al rico.

Jorge Castro Guardia.

La reforma fiscal no es motor del desarrollo

La reforma fiscal va a traer más pobreza, desempleo especialmente con el IVA. Expertos en el campo económico siempre han señalado que en época de crisis no es conveniente aprobar nuevos impuestos. Es importante tener presente que el mundo, y por ende Costa Rica, no ha salido de la crisis económica mundial que se inicio en 2009. Producto de ella, bancos han colapsado, disminuyó el consumo de bienes y servicios, el turismo y se ha presentado una disminución, nunca vista en la actividad económica, con la consecuencia del despido de un gran número de trabajadores en todo el mundo y su consecuente efecto sobre el nivel de pobreza.
Es fundamental minimizar la reducción de empleos, dar mayores facilidades para el crédito, mejorar la calidad de los programas sociales para los más desprotegidos, una mayor coordinación entre la política fiscal y monetaria, y una mayor protección a los sectores estratégicos vulnerables.
Todo lo anterior no se puede lograr con una reforma fiscal regresiva especialmente con el IVA, que gravaría muchos servicios que actualmente no pagan el impuesto de ventas, afectando especialmente a quienes tienen menores ingresos y a la clase media, por ser un impuesto regresivo. No se ha dicho la verdad por parte del Gobierno y de algunos partidos políticos sobre las nefastas consecuencias del paquete fiscal. Nuestro país vive una ingobernabilidad y crisis de gran magnitud en la Caja Costarricense de Seguro Social, en el sector agrícola, serias dificultades en el sector educativo y un deterioro en la infraestructura vial. Todo eso aunado a otros problemas como el aumento de la pobreza, la desigualdad social y un aumento en la inseguridad ciudadana.
No se deben aumentar los impuestos si hay mal uso de los recursos públicos y un accionar poco eficiente y eficaz.
Hay ejecución de gastos excesivos y algunos innecesarios en el sector público, como viajes, alquiler de edificios y publicidad, entre otros. Se pretende aprobar un paquete tributario, sin que haya austeridad en el gasto y adecuada programación de actividades.
Hay falta de una adecuada vinculación entre los proyecto de largo y mediano plazo y los planes anuales operativos y operativos institucionales y su contenido económico en los presupuestos.
Si bien la reforma tributaria tiene algunos aspectos positivos, como el expandir el concepto de renta hacia las ganancias de capital y se aumenta la globalidad en el nivel del pago de impuesto de renta de empresarios y profesionales, incorporando a la base imponible todas las rentas empresariales y profesionales, y el disminuir el déficit fiscal, las consecuencias en el campo social y para la actividad económica de las empresas, profesionales y otras actividades van a ser muy serias con un incremento del desempleo, cierre de empresas y aumento de la pobreza y la desigualdad.
Lo que podría aprobarse son las reformas al impuesto sobre la renta, que sí es un impuesto progresivo, aplicando en forma adecuada para que se pague realmente “en función de los ingresos que generen”, es decir según su capacidad económica, para que los que más generan, paguen más.
Lic. Bernal Monge Pacheco
Consultor

De mi parte nada más agregar “Cualquier parecido con la Campaña del Miedo y del Engaño patrocinada por los mismos “socios” político-empresariales y por la cúpula neoliberal que ahora se opone a los impuestos a las zonas francas… ¿Es pura coincidencia?” ????